De algún momento de la historia vino, se abrió camino tras el paisaje jugueteando con los cerros, brincando ríos y arroyos, espantando flores y animales, rebanando laderas para dejar correr altivo el “progreso” durante 115 años y 367 kilómetros de rieles rumbo a México y Puebla, transportando pasajeros, tripulantes, mercancías, alimentos, sueños y esperanzas.