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Historia Ferrocarril

Historia

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Cuando, después de mucha anticipación, finalmente llegó el primer tren a Oaxaca, el día 12 de noviembre de 1892, el gobernador del estado, el general Gregorio Chávez, con los sentimientos colmados en el pecho, sólo logró exclamar:

“¡Gloria in exelsis Deo!”

No había duda en la mente de los oaxaqueños de que ese tren iba a traer prosperidad para la ciudad y para el estado. La llegada del ferrocarril fue un momento importante en el proyecto de la modernización porfiriana, ya que permitió la exportación de metales y productos agrícolas comerciales y la importación de maquinaria.

Hacia finales del Porfiriato, había casi 500 km de vías en el estado. Su desmantelamiento a partir de la privatización de Ferrocarriles Nacionales de México en 1995 y la terminación del servicio en 2004 es nada menos que un drama socioeconómico y una muestra de la visión a corto plazo que prevalece en el tema del transporte.

Poco antes de la llegada del primer tren se había terminado la estación principal de la ciudad, un edificio construido por la empresa inglesa Read & Campbell en el barrio de Santa María del Marquesado. Un gran ahuehuete al lado de las vías nos recuerda que éste era en origen el lecho del Atoyac, ahora aderezado y canalizado a buena distancia de la estación.

Cuando, después de mucha anticipación, finalmente llegó el primer tren a Oaxaca, el día 12 de noviembre de 1892, el gobernador del estado, el general Gregorio Chávez, con los sentimientos colmados en el pecho, sólo logró exclamar:

“¡Gloria in excelsis Deo!”

No había duda en la mente de los oaxaqueños de que ese tren iba a traer prosperidad para la ciudad y para el estado. La llegada del ferrocarril fue un momento importante en el proyecto de la modernización porfiriana, ya que permitió la exportación de metales y productos agrícolas comerciales y la importación de maquinaria.

Hacia finales del Porfiriato, había casi 500 km de vías en el estado. Su desmantelamiento a partir de la privatización de Ferrocarriles Nacionales de México en 1995 y la terminación del servicio en 2004 es nada menos que un drama socioeconómico y una muestra de la visión a corto plazo que prevalece en el tema del transporte.

Poco antes de la llegada del primer tren se había terminado la estación principal de la ciudad, un edificio construido por la empresa inglesa Read & Campbell en el barrio de Santa María del Marquesado. Un gran ahuehuete al lado de las vías nos recuerda que éste era en origen el lecho del Atoyac, ahora aderezado y canalizado a buena distancia de la estación.

Desde mediados del siglo XX, con el cambio de la vía angosta a la vía ancha, se intervinieron, en varias ocasiones, las edificaciones; muchas veces sin una preocupación por el valor arquitectónico que éstas representaban.

En el transcurso de los años se añadieron varias construcciones poco estéticas alrededor de la estación. A llegar el siglo XXI, la armonía original del complejo se había perdido y sólo con dificultad podía apreciarse la elegancia del proyecto arquitectónico original.

En 2013, el municipio de Oaxaca, nuevo propietario de los edificios, inició el rescate de este emblemático lugar con fondos del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes y con el proyecto donado por el Taller de Restauración de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca.

La propuesta consiste en recuperar las características principales de los edificios, respetando algunas adecuaciones útiles y rescatables del siglo XX, como la disposición de los muros al interior de la estación y el techo de tensores sobre la bodega.

La contratación de la empresa restauradora-constructora está a cargo del municipio, pero el Taller asegura el cumplimiento de los criterios y la supervisión de la calidad.

Una vez terminada, se respetará el destino cultural de los edificios establecido ya desde 2003.

El proyecto es un ejemplo de lo que se puede lograr mediante la suma de esfuerzos entre la administración municipal y la iniciativa privada.

En 2013, el municipio de Oaxaca, nuevo propietario de los edificios, inició el rescate de este emblemático lugar con fondos del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes y con el proyecto donado por el Taller de Restauración de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca.

La propuesta consiste en recuperar las características principales de los edificios, respetando algunas adecuaciones útiles y rescatables del siglo XX, como la disposición de los muros al interior de la estación y el techo de tensores sobre la bodega.

La contratación de la empresa restauradora-constructora está a cargo del municipio, pero el Taller asegura el cumplimiento de los criterios y la supervisión de la calidad.

Una vez terminada, se respetará el destino cultural de los edificios establecido ya desde 2003.

El proyecto es un ejemplo de lo que se puede lograr mediante la suma de esfuerzos entre la administración municipal y la iniciativa privada.